Mis ensaladas son muy extrañas
llevan muchos condimentos:
pensamientos, mostaza, silencios
y ganas peladas,
dos cucharadas.
Son sin lechuga,
casi siempre con pasta,
salpimentadas de versos y pausas,
champiñón, alcachofa, realidad cruda,
trozos de tomate y corazón en ralladura.
A veces, pongo atún con rimas
sin ton ni sal,
o huevo poché para variar.
Como olvido ingredientes
llevan zanahoria para la memoria.
Vinagre no hace falta,
lleva aliño con cariño
y alguna canción
que me parte el alma,
de guarnición.
Con mis manos pelo, parto.
Con mi bolígrafo, derramo tinta.
Cocino lo inmaterial,
y con los alimentos,
frescos en la memoria,
de la nada escribo ensaladas.